Saturday, January 12, 2008

Prioridades


Nuestra vida es el resultado de decisiones grandes y chicas. Lo que parece obviedad no lo es tanto cuando pensamos, "oh, hoy voy a tomar una decisión muy importante para mi vida". Cuando decidí mudarme de Nueva York a Buenos Aires pensé que sería una cosa pequeña, sólo de un año. Eso fue en el 2004. Mudarme de un departamento de un ambiente en Palermo a una casita en el mismo barrio suena a un detalle mínimo en la vida urbana de una persona soltera sin grandes responsabilidades, pero para mi significa mucho, lo suficiente para tener un blog acerca de ello y ocultar los proyectos literarios anteriores.

Decidir significa priorizar. ¿Buenos Aires o Lima? ¿Casa compartida o departamento sola? ¿Regular o light? ¿De pescado o de mariscos? ¿Para comer acá o para llevar? ¿Sí o no?

¿Vendo la refri o me la llevo a la nueva casa? Parecía una decisión rápida: la vendo. Publiqué un aviso, respondí a los interesados, armé el esquema de mi nuevo espacio sin la refri. Mi mamá sugirió que me la lleve; dije que no porque era mejor venderla. Mi papá volvió a sugerirlo; dije que no porque ya estaba decidido. Además, mis dos sillas favoritas tenían que entrar sí o sí, y una habitación de 4x4 no da para tanto. Bastante estoy sacrificando vendiendo mi cama, los estantes que heredé de un amigo de un ex-novio y el futon que compré para mis visitas ilustres. Mis sillas, no.

Pero, un momento. ¿Y la comida? La nueva casa tiene una "heladera" que se puede compartir, así que no habría problema, lo he hecho antes con mi roommate Chantal en Richmond y Claudio y Dorothy en Nueva York, pero sólo porque nunca me atrevería a comer lo que ellos comían. La comida en mi vida tiene casi tanta importancia como la tienen los trapos de los noventas. ¿Podré volver atrás y dejar que otro use mi santuario frigorífico?

Una de las sillas de Ikea está a la venta. Consulte.

No comments: